Como otras tantas ideas surgidas a lo largo de la historia, el multinivel (network marketing) surgió casi por casualidad.
La semilla de este esquema de negocios fue plantada en la mente de un hombre mientras se las arreglaba para sobrevivir en un campo de concentración en China.
En la década de los 20, el estadounidense Carl Rehnborg, desde una prisión para extranjeros en plena guerra civil china, comprendió la importancia de la nutrición, pues tenía que mezclar sus magras raciones de alimentos con hierbas y huesos de animales.
Tras su liberación, y ya de regreso en Estados Unidos, Rehnborg inició en 1934 su propia empresa, California Vitamins, que ofrecía complementos nutricionales a base de vitaminas y que, sin querer, se convertiría en la precursora del multinivel, una industria que mueve aproximadamente US$70,000 millones al año, según la Asociación Internacional de Multinivel (MMIA, por sus siglas en inglés).
California Vitamins funcionó al principio como una compañía de venta directa; es decir, ventas de puerta en puerta. A los clientes les gustaban los productos y, poco a poco, algunos decidieron convertirse en vendedores, pues además de recibir un ingreso extra, eran dueños de su propio negocio y trabajaban, en la mayoría de los casos, medio tiempo desde su hogar.
Pero ni el éxito inicial de esta empresa que después cambió su nombre a NutriLite- ni el mismo producto fueron los que trascendieron en la historia de las ventas. Lo verdaderamente innovador fue la forma en que, a partir de 1941, la compañía comenzó a compensar a sus vendedores y el esquema de distribución que estableció.
El sistema no era complicado. Los representantes independientes de ventas (o distribuidores) podían, a su vez, reclutar a otros distribuidores y ganar una comisión sobre las ventas realizadas por sus distribuidores y subsecuentes generaciones de estos.
Es decir, Rehnborg ofrecía una poderosa motivación a miles de personas para convertirse en dueños de sus propios negocios y ganar importantes comisiones. No sólo eso; no se requería ser un genio en finanzas, administración o ventas para lograrlo. El sistema se encargaría de todos esos detalles administrativos, dejando a los distribuidores a cargo de reclutar, vender y entrenar a su organización obteniendo, de paso, jugosas utilidades.
En 1959, dos antiguos distribuidores de NutriLite, Rich DeVos y Jay Van Andel, crearon una pequeña empresa a la que llamaron Amway (una abreviación del "American Way of Life" o "El sueño americano"), hoy por hoy, la más grande firma de multinivel a nivel mundial, con una fuerza de distribución de más de dos millones de personas en 60 países y ventas anuales estimadas en unos US$6,000 millones. Amway creció de tal modo que acabó absorbiendo a NutriLite que ahora funciona como su división nutricional. A partir de entonces, la industria del network marketing en Estados Unidos sufrió una verdadera explosión, al grado de que hoy, muchas de las empresas listadas en el ranking de Fortune 500, cuentan ya con sus propias divisiones de venta directa o multinivel.
Fuera de Estados Unidos, la fiebre del multinivel no tardó en contagiar al resto del mundo, donde cientos de pequeños empresarios entraron a la industria creando sus propias compañías; empujados, ya sea por la falta de recursos económicos o las elevadas tasas de desempleo.
Hubo de todo. Grandes fracasos por falta de experiencia en las empresas, falta de capital o manejo inadecuado del mismo. Surgieron también, algunas buenas compañías que hoy se cuentan entre los líderes de la industria
Conclusiones
La historia de Nutrilite y Amway, nos demuestra que el multinivel no es algo reciente, y que la idea básica con la que nació este concepto es la de favorecer a los emprendedores que quieran iniciar un negocio propio, con una mínima inversión, pero con grandes posibilidades de generar ingresos a corto, mediano y largo plazo, según la capacidad de cada uno.
Que mediante la posibilidad que nos ofrece de participar en la comercialización de productos podemos generar nuevas "relaciones económicas". Además, la participación en el consumo de industrias en este sistema crea una telaraña productiva necesaria en apuestas de producción y de mercadeo, sirviendo como modelo de recuperación de una economía estancada.
Que no introduce un concepto especulativo como manera de generar ingresos, puesto que la utilización propia del mercado y de la producción de bienes o servicios genera suficiente flujo económico para una recuperación económica real y no "ficticia" como pueda ser un mercado financiero.
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